lunes, 16 de junio de 2008

Virginia Satir. pionera en la Terapia Sistémica Familiar

¡ Yo soy yo!.

En todo el mundo no hay nadie como yo. Hay personas que tienen algo en común conmigo, pero nadie es exactamente como yo. Por lo tanto, todo lo que surge de mi es verdaderamente mío porque yo sola lo escogí. Soy dueña de todo lo que me concierne: de mi cuerpo, incluyendo todo lo que hace; mi mente, incluyendo todos sus pensamientos e ideas; mis ojos, incluyendo las imágenes de todo lo que contemplan; mis sentimientos, sean los que sean, ira, gozo, frustración, amor, desilusión, excitación; mi boca, y todas las palabras que de ella salen, corteses, tiernas o rudas, correctas o incorrectas; mi voz, fuerte o suave y todas mis acciones, ya sean para otros o para mi misma. Soy dueña de mis fantasías, mis sueños, mis esperanzas, mis temores. Soy dueña de todos mis triunfos y logros, de todos mis fracasos y errores. Como soy dueña de todo mi yo, puedo llegar a conocerme íntimamente. Al hacerlo, puedo amarme y ser afectuosa conmigo en todo lo que me forma. Puedo así hacer posible que todo lo que soy trabaje para mi mejor provecho. Se que hay aspectos de mi misma que me embrollan y otros aspectos que no conozco. Mas mientras siga siendo afectuosa y amorosa conmigo misma, valiente y esperanzada, puedo buscar las soluciones a los embrollos y los medios para llegar a conocerme mejor. Sea cual sea mi imagen visual y auditiva, diga lo que diga, haga lo que haga, piense lo que piense y sienta lo que sienta en un instante del tiempo, esa soy yo. Esto es real y refleja donde estoy en ese instante del tiempo. Más tarde, cuando reviso cual era mi imagen visual y auditiva, que dije y que hice, que pensé y que sentí, quizás resulte que algunas piezas no encajen. Puedo descartar lo que no encaja y conservar lo que demostró que si encaja. E inventar algo nuevo en vez de lo que descarte. Puedo ver, oír, sentir, pensar, decir y hacer. Tengo las herramientas para sobrevivir, para estar cerca de otros, para ser productiva, y para encontrar el sentido y el orden del mundo formado por la gente y las cosas que me rodean. Soy dueña de mi misma, Y por ello puedo construirme. Yo soy yo y estoy bien.

domingo, 15 de junio de 2008


Hace aproximadamente cinco años a mi madre le diagnosticaron fibromialgia. Después de haber pasado por un montón de médicos y de haberle hecho un montón de pruebas, los resultados apuntaron que ese dolor que sentía, prácticamente en todo su cuerpo, era fibromialgia. Por tratarse de una enfermedad poco conocida los afectados por esta dolencia, en su gran mayoría mujeres, se ven obligados en muchas ocasiones a dar explicaciones y a justificar el hecho de no encontrarse bien. Esta enfermedad trae consigo mucha soledad, incomprensión, angustia y desesperanza.

Afortunadamente mi madre es una mujer valiente, joven, dinámica y con muchas ganas de vivir. Cuando se enteró de lo que tenía, su primera reacción fue buscar información a cerca de lo que le estaba pasando, después encontró a muchas mujeres que estaban sufriendo lo mismo que ella y con el tiempo, surgió la idea de crear y trabajar por una asociación para afectados de fibromialgia. Afiva, que así se llama la asociación, se ha convertido en el motor que las hace seguir adelante. Allí comparten experiencias, organizan sesiones de ejercicio y aúnan sus esfuerzos para dar voz al colectivo con el objetivo de que el conocimiento de la enfermedad conduzca al respeto, a la sensibilización de familiares, amigos, médicos y a toda la sociedad en su conjunto.

Este sábado organizaron un encuentro para enfermas y familiares en Agullent, en la ermita de San Vicente. La jornada comenzó dando la bienvenida, a todos los que acudimos, con una pañoleta que de alguna manera simbolizaba el compromiso con la causa entre todos nosotros. A continuación el director del hospital de Ontinyent y el alcalde de la localidad hicieron una especie de charla- presentación a cerca de la enfermedad y de todo lo que se está haciendo por conseguir una mayor concienciación en todos nosotros, sobretodo en los familiares directos. Una vez concluida la charla empezaron los talleres. Comenzamos con una introducción a Pilates con algunos ejercicios básicos sobre la postura, la respiración y la alineación de la columna que sirvieron de calentamiento, después pasamos a hacer taichí con ejercicios suaves para sentir la oposición entre la tensión y la relajación de los distintos miembros del cuerpo. Finalizada la tabla de taichí pasamos al taller de músico-terapia y después pasamos al taller de relajación. Mientras pasábamos por los distintos talleres también se ofreció la posibilidad de pasar por una sala de masajes que estuvo abierta todo el tiempo que duró la jornada, y por otra de manualidades. Con todo esto fue pasando la mañana y llegó la hora de comer. Pasamos todos al comedor y comimos todos juntos una gran paella y después de comer salimos otra vez fuera y comenzó el tiempo de tertulia. Como habían venido representantes de otras asociaciones de la provincia, aprovecharon para consultarse entre ellas y resolver dudas a cerca de ayudas, subvenciones etc.…

Pasamos un día bonito. La ermita está en un paraje fantástico en medio de la naturaleza y a todo ello se sumo el maravilloso sol que lució todo el día.

A la vuelta a casa por la tarde, pensando cómo se había desarrollado la jornada y en toda la gente que habíamos conocido…me sentí agradecida por haber tenido la ocasión de haber estado allí con mi familia.

La enfermedad y el sufrimiento son dos grandes maestros que nos enseñan una lección, la de admitir nuestra debilidad, nos hace mas humanos y sencillos. La actitud ante la enfermedad, el dolor y el sufrimiento es cuestión de talante vital. La única opción inteligente y válida es llegar a asumirla con entereza dándole un sentido positivo y fecundo. Y eso es lo que vi allí en todas las mujeres que conocí. Ante la enfermedad y su inevitable dolor cabían dos posturas: el rechazo y la desesperación que las hubieran sumido en el absurdo de sus existencias, o la aceptación de una realidad irremisible. Ellas optaron por la segunda y han hecho del dolor un acicate para valorar más los momentos positivos de su propia existencia y a disfrutar más de ellos. Es esa aceptación valiente, digna y noble lo que más me ha impresionado en todas ellas. Su enfermedad está ahí y no va a desaparecer, sin embargo nada les impide sobreponerse y cambiar su actitud ante el dolor simplemente aceptándolo. Integrar el dolor es una cuestión de actitud que se manifiesta cuando frente a la enfermedad se saben comportar con entereza y aceptar lo irremediable. Se trata de aceptar lo que es y no se puede cambiar, tomar postura y elegir dar sentido a la vida en cualquier situación o circunstancia. Ser positivo frente al dolor.

Después de todo esto me he dado cuenta de lo importante que ha sido para todas ellas tener un lugar al que acudir para compartir sus vivencias con el dolor constreñido en su cuerpo. Es bonito ver como se animan entre ellas y como, dándose consuelo unas a otras, consiguen aliviar su propio dolor. También he podido observar el bien que les hacemos con simplemente estar a su lado, con nuestra disponibilidad a escuchar atentamente los detalles de su situación, mostrándoles comprensión y sincero apoyo con nuestras palabras de aliento, nuestra sonrisa y calor humano.

Todas están enfermas, unas peor que otras pero en todas se adivinan las ganas de seguir luchando para vencer al dolor que las paraliza y la unión entre todas ellas se convierte en una esperanza contagiosa.

viernes, 13 de junio de 2008

Buscándome..

Es el desasosiego el que induce la búsqueda de mi lugar.
Estoy tan desconectada de mí
sé tan poco sobre quién soy
que sin cesar
voy hacia fuera rebasándome de experiencias vivificantes
para no olvidar que estoy viva
sin embargo
mi receptáculo interior sigue vacío.
¿Amo realmente?
¿Sé qué es amar?
¿O digo amor y no siento nada?
¿Cuál es el camino?
¿Por dónde fluye el río que conduce a mi corazón?
¿En qué hito me encuentro en el viaje que me lleva hasta mi alma?
Tal vez éste es el camino de vuelta a casa.
Esta inmersión en mis profundidades.
Estas irreprimibles ganas de llorar.
Quizás es éste el principio del fin del vacío
el reconocimiento de mi herida
de cuanto duelo a todos y a mí misma
de como sienten mi abatimiento
sin ser yo consciente de arrastrarles conmigo a la falta de alegría.
Quiero recorrer el camino y llorar y encontrarme con mi alma,
dejar de negarme, de no saber quién soy,
abandonar la voluntad de inconsciencia.
Quiero volver a beber en la fuente de mi Vida,
y retornar hacia mí Ser
Y encontrarme de nuevo
Y con un fuerte abrazo perdonarme
Y dejar atrás todas las sombras.

domingo, 8 de junio de 2008

Principio y fin de una historia.


Para todas las historias hay un comienzo, aunque a veces cueste recordar el momento concreto de su inicio. Del mismo modo que para todas las historias también existe un final. Mi historia con Eduardo comienza una mañana de primavera .Recuerdo que mi primera impresión fue desilusión, era el primer día de mis prácticas de coche y deseaba aprender a conducir con el mismo profesor que me había dado clases de teórica. Al llegar, comprobé con sorpresa que se trataba de otro profesor que ya había visto alguna vez por la auto escuela y del que los comentarios no eran demasiado halagadores….los alumnos comentaban que se trataba de un excéntrico y un impertinente…Después de los cinco primeros minutos…ya me había enamorado de él. La desilusión dio paso a la admiración…estaba ante una persona muy especial, de esas que hay pocas en el mundo, que albergan un rico interior y no dejan indiferente a nadie…ya sea para bien, como fue en mi caso, o para mal. Al terminar mi primera clase de conducción, me dirigí a la universidad, estaba en mi segundo año de carrera, flotando en una sensación que no puedo explicar, y a partir de ese momento todo en mi vida pasó a un segundo plano, quedando reservado el primero a Eduardo…Pasaba los días contando las horas que faltaban para mi práctica de coche. Hubo días, en los que pasaba tardes enteras dentro del coche con Eduardo y el alumno de turno…así fuimos tomando confianza y descubriendo cosas de nuestras respectivas vidas. Tras todo eso aprobé mi examen de conducir y a partir de ese momento empezamos a quedar como amigos, ya no éramos profesor y alumna. Este es el comienzo de mi historia con Eduardo.

Nada me importó y me entregué a él en cuerpo y alma…todo quedó atrás y yo dejé de ser la que era y el proyecto de la que todos esperaban que iba a ser..para convertirme en el reflejo de Eduardo…y ahora, con el paso del tiempo..comprendo que efectivamente, durante mucho tiempo fui su espejo y en ocasiones no soportó su propio reflejo, que no era más que lo que el mismo proyectaba, y yo, llevé siempre su reflejo constreñido a mi cuerpo. Era como jugar en una ruleta emocional: un día conseguía llegar a la máxima felicidad, y al siguiente, perdía todo y caía en picado hasta el fondo de un pozo de desamor y desamparo. Y durante esos casi diez años, me perdí totalmente y quedé atrapada en mi propia impotencia, en la desolación de simplemente dejarse vivir, sin propósito, sin idea de futuro ni idea de lo que podía querer o aspirar. Lo más duro de aceptar es que siempre le ame y de ese amor nació Rita que es lo mas grande de mi vida porque representa nuestra unión, porque siempre va a estar ahí, recordándome la que fue mi locura de amor por Eduardo… Es contradictorio pero a la vez que Rita es unión también es separación, porque es por ella por la que me hice fuerte y me atreví a mirar de frente a la vida, y crecí, y tome conciencia de la realidad, y me volví a llenar de amor y comprendí que la única alternativa para salvaguardar nuestra historia era dejarla donde se había quedado….no podía dejar pasar más tiempo y que llegara el día en que no hubiera podido mirar a los ojos de Eduardo y en el que mi corazón tan solo hubiera albergado odio hacia él…..antes de llegar a ese punto, por Rita decidí acabar con todo . Y este es el final de nuestra historia de amor. Hoy con la perspectiva que ofrece el paso del tiempo y después de pasar con dolor, angustia y mucha tristeza por un duro proceso de duelo ...creo que por fin estoy curada de Eduardo. Ya no hay espacio para el rencor ni el reproche.
Hoy me pongo a pensar y sé que cada paso conduce al siguiente y parece que exista una fuerza superior que rige todo lo que va pasando en cada una de nuestras vidas. Cada experiencia de mi vida ha sido absolutamente necesaria para conducirme al momento en el que me encuentro. Cada experiencia me ha ofrecido la posibilidad de seguir creciendo y hacer que hoy sea la que soy. Sé que cada vivencia ha sido necesaria y valiosa, por mucho sufrimiento que en su día causara, y desde la perspectiva del tiempo ahora encuentro un sentido que no comprendí cuando estaba aconteciendo. Cada persona que vamos encontrando en nuestro camino tiene algo que enseñarnos... Es necesario, pues, pasar por todo lo que pasamos y saber que siempre hay un sentido último que tiene su razón de ser. Creo que concibiendo la vida de esta manera todo parece más sencillo.