domingo, 8 de junio de 2008

Principio y fin de una historia.


Para todas las historias hay un comienzo, aunque a veces cueste recordar el momento concreto de su inicio. Del mismo modo que para todas las historias también existe un final. Mi historia con Eduardo comienza una mañana de primavera .Recuerdo que mi primera impresión fue desilusión, era el primer día de mis prácticas de coche y deseaba aprender a conducir con el mismo profesor que me había dado clases de teórica. Al llegar, comprobé con sorpresa que se trataba de otro profesor que ya había visto alguna vez por la auto escuela y del que los comentarios no eran demasiado halagadores….los alumnos comentaban que se trataba de un excéntrico y un impertinente…Después de los cinco primeros minutos…ya me había enamorado de él. La desilusión dio paso a la admiración…estaba ante una persona muy especial, de esas que hay pocas en el mundo, que albergan un rico interior y no dejan indiferente a nadie…ya sea para bien, como fue en mi caso, o para mal. Al terminar mi primera clase de conducción, me dirigí a la universidad, estaba en mi segundo año de carrera, flotando en una sensación que no puedo explicar, y a partir de ese momento todo en mi vida pasó a un segundo plano, quedando reservado el primero a Eduardo…Pasaba los días contando las horas que faltaban para mi práctica de coche. Hubo días, en los que pasaba tardes enteras dentro del coche con Eduardo y el alumno de turno…así fuimos tomando confianza y descubriendo cosas de nuestras respectivas vidas. Tras todo eso aprobé mi examen de conducir y a partir de ese momento empezamos a quedar como amigos, ya no éramos profesor y alumna. Este es el comienzo de mi historia con Eduardo.

Nada me importó y me entregué a él en cuerpo y alma…todo quedó atrás y yo dejé de ser la que era y el proyecto de la que todos esperaban que iba a ser..para convertirme en el reflejo de Eduardo…y ahora, con el paso del tiempo..comprendo que efectivamente, durante mucho tiempo fui su espejo y en ocasiones no soportó su propio reflejo, que no era más que lo que el mismo proyectaba, y yo, llevé siempre su reflejo constreñido a mi cuerpo. Era como jugar en una ruleta emocional: un día conseguía llegar a la máxima felicidad, y al siguiente, perdía todo y caía en picado hasta el fondo de un pozo de desamor y desamparo. Y durante esos casi diez años, me perdí totalmente y quedé atrapada en mi propia impotencia, en la desolación de simplemente dejarse vivir, sin propósito, sin idea de futuro ni idea de lo que podía querer o aspirar. Lo más duro de aceptar es que siempre le ame y de ese amor nació Rita que es lo mas grande de mi vida porque representa nuestra unión, porque siempre va a estar ahí, recordándome la que fue mi locura de amor por Eduardo… Es contradictorio pero a la vez que Rita es unión también es separación, porque es por ella por la que me hice fuerte y me atreví a mirar de frente a la vida, y crecí, y tome conciencia de la realidad, y me volví a llenar de amor y comprendí que la única alternativa para salvaguardar nuestra historia era dejarla donde se había quedado….no podía dejar pasar más tiempo y que llegara el día en que no hubiera podido mirar a los ojos de Eduardo y en el que mi corazón tan solo hubiera albergado odio hacia él…..antes de llegar a ese punto, por Rita decidí acabar con todo . Y este es el final de nuestra historia de amor. Hoy con la perspectiva que ofrece el paso del tiempo y después de pasar con dolor, angustia y mucha tristeza por un duro proceso de duelo ...creo que por fin estoy curada de Eduardo. Ya no hay espacio para el rencor ni el reproche.
Hoy me pongo a pensar y sé que cada paso conduce al siguiente y parece que exista una fuerza superior que rige todo lo que va pasando en cada una de nuestras vidas. Cada experiencia de mi vida ha sido absolutamente necesaria para conducirme al momento en el que me encuentro. Cada experiencia me ha ofrecido la posibilidad de seguir creciendo y hacer que hoy sea la que soy. Sé que cada vivencia ha sido necesaria y valiosa, por mucho sufrimiento que en su día causara, y desde la perspectiva del tiempo ahora encuentro un sentido que no comprendí cuando estaba aconteciendo. Cada persona que vamos encontrando en nuestro camino tiene algo que enseñarnos... Es necesario, pues, pasar por todo lo que pasamos y saber que siempre hay un sentido último que tiene su razón de ser. Creo que concibiendo la vida de esta manera todo parece más sencillo.

1 comentario:

Miguel Benavent de B. dijo...

Bonita historia, con su principio y su final. Ambos forman parte de tu historia, porque estarás de acuerdo que las personas importantes en nuestra vida nunca desaparecen del todo. Como ya escribí en mi Blog, algunas personas están con nosotros un momento, otras un rato y otras, la vida entera...porque a su vez nos enseñan a vivir! Mucha sabiduría en tus palabras...y tu demasiado joven para ser vividas, aunque gracias a Eduardo y a vuestra linda hijita hoy son tu historia vivida y sentida! Un beso fuerte!